Narración

Cuando tratamos de buscar o identificar la identidad argentina, a veces no podemos evitar reconocer o numerar diversas acciones o elementos que son partícipes de nuestra vida cotidiana, en nuestro caso, nos viene a la memoria el famoso mate, el dulce de leche, los asados. Podemos imaginar también las características geográficas del país que lo hace significativo y reconocible para otros, etc.
Por otra parte, al realizar una especie de segundo análisis, esta vez más profundo, obviando quizá “objetos” y dirigiéndonos a “personajes”, pensamos en nuestros próceres, que son tan diversos en nuestra historia como ideologías y logros que han tenido. Al pensar en ellos ya sean San Martín, Güemes, Belgrano, Roca, Mitre, Rivadavia, etc., tenemos en cuenta las batallas, conflictos y todos los sucesos significativos que los han tenido como protagonistas y sus consecuencias que fueron construyendo el destino de nuestro país. Este gran “collage” representa a esos análisis que pretenden ser para nosotros la identidad argentina; pero esta especie de bosquejo no representa a todos, siempre y cuando se tenga una visión objetiva, y que además cae en una especie de reducción y engloba objetos icónicos y personajes casi trillados, en su mayoría masculinos.
En este trabajo trataremos de interpretar la identidad argentina a partir del análisis de la figura femenina y del peso que tuvo en la historia de nuestro país, tomando como ejemplo el monumento a la “mujer originaria” y haciendo puesta en común acerca del avance en el pensar argentino y de su forma de interpretar y aceptar los orígenes, en el pasado y en el presente.

Esta identidad nacional se consolidó, en primeras instancias, por una formación cultural derivada de la expansión europeo-occidental. Más adelante, la "criollización" de los componentes según diversos grados y estratificaciones, dio lugar a otras generaciones poblacionales que percibían de forma nacionalista y casi católica a esta idea de identidad.
Entre revoluciones y deseos pujantes de independencia económica mas que política, desde la revolución de mayo que se destacan en el ojo de nuestra historia posiciones antagónicas: aquellos que priorizaban y defendían un ideal y un modelo económico y político de país mirando a Europa y a las grandes potencias, que tenían la idea que “los argentinos” étnicamente descienden de los inmigrantes que llegaron en los barcos, y se diferencian de aquellos que luchaban por una mayor autonomía y soberanía nacional pensando en el bienestar del pueblo, aceptando la diversidad y pluralidad. En nuestra historia siempre se repitieron estos patrones, los primeros históricamente fueron los unitarios en un principio y después la llamada "oligarquía argentina", que protegía solo sus intereses económicos e influencias sociales y los otros son los que quisieron darle al pueblo mayores beneficios y autonomía, pensando la comunidad como una idea de soberanía y solidaridad, los cuales tuvieron varias definiciones, desde federales en el inicio de la nación hasta “populistas” luego. Estas divisiones políticas no se resumen al estilo europeo en derecha-izquierda ya que en cada grupo se han presentado varios matices que los han unido en ciertos aspectos y diferenciado en otros, pero básicamente queremos figurar el conflicto que se presento entre conjuntos sociales-económicos desde el inicio de la republica encasillándolos de esta manera.
A simple vista, la oligarquía llevó las riendas del país durante mucho tiempo y solo unos pocos se atrevieron a representar los intereses nacionales y soberanos. Quizás es allí donde encontramos un rasgo de nuestra identidad, en este semblante de lucha de esos pocos por el pueblo como así también por las minorías.
Esta pequeña valoración a las formaciones de ideologías y de grupos de nuestro país sirve de punto de anclaje para hablar de un personaje que cumple con todos estos requisitos y que se convirtió en toda una figura icónica y simbólica de nuestro país, en especial para el sector femenino y sus luchas sociales. Sin dudas un ejemplo a seguir en todo el mundo por su coraje, estamos hablando de Eva Duarte de Perón.
A partir del gobierno de Juan domingo Perón esta lucha entre oligarquía y sectores populistas se hizo notable. Las pujanzas comenzaron en la presidencia de Alem y la llegada del Radicalismo, en el que se quería dar más privilegios a las clases media y baja del país, pero durante el peronismo la situación se asentó.
Sin desmerecer las decisiones y la forma de gobernar de Perón, muchos estamos de acuerdo en afirmar en que la cabeza del gobierno, la que llevaba justicia y rectitud como así también solidaridad y bondad a las personas, era Evita. En referencia a esto Eva Duarte pronunció una sabia frase que se encuentra en “La Razón De Mi Vida” que engloba esta situación: “si los cuerdos habían gobernado por tanto tiempo y estábamos tan mal, sería bueno darles una oportunidad a los idealistas como yo para variar la historia”.
Eva no ocupo en ningún momento un cargo público, sino que su obra la realizo desde su fundación, la “Fundación Eva Perón”, que entre otras cosas se encargo de: la construcción de hospitales, asilos, escuelas, colonias de vacaciones, el complejo habitacional Ciudad Evita, la Republica de los Niños, otorgo becas para estudiantes, ayudas para la vivienda y promoción de la mujer en diversas facetas. Ella no tuvo una fácil tarea en la realización de su empresa, ya que según lo expuesto antes había intereses que se contrapusieron a sus voluntades, con otra visión del país, la llamada clase alta u oligarquía que no veía con buenos ojos el proceso transformador y trato por todos los medios de obstruir y hasta destruir este desarrollo de que impulsaba socioeconómicamente a la evolución de la clase media y baja.
Explicado así el rol y la importancia de Eva en la historia y por tanto en la identidad argentina pasamos a subrayar lo destacado en este trabajo, su lucha por la valorización de la mujer en la vida social. Se puede decir que ella fue la primera figura femenina con peso real y notable en la política argentina y desde su posición logro el reconocimiento de la igualdad de derechos políticos y civiles entre hombres y mujeres mediante la aprobación de una ley en el Congreso que entre sus puntos el más importante fue el establecimiento del Sufragio Universal que por primera vez en la historia argentina la mujer pudo votar y participar en la elección de gobernantes, además de la igualdad jurídica de los conyugues y la patria potestad compartida. En consecuencia los prejuicios conservadores se hicieron sentir resistiéndose a dicha medida, incluso dentro del peronismo, que evita combatió con presiones constantes al parlamento.
Además fundó el Partido Peronista Femenino, y como producto de su triunfo, que se registro como algo inédito, se eligieron en cargos públicos a 109 mujeres entre senadores, diputados y legisladores.
En resumen los cambios sociales y políticos encabezados por Eva Perón fueron considerados como hechos que trascendieron en la historia, que lograron permanecer en el tiempo y que tuvieron consecuencias en el presente. En este aspecto vemos reflejada la importancia del monumento erigido en su honor en la década pasada y denota la importante influencia que sigue teniendo su figura en la identidad argentina en relación con la dignificación de la mujer y la lucha por el bienestar de las clases menos pudientes en oposición a la ideología que impero en gran parte de la historia del país de las clases altas u oligárquicas.
Anteriormente, después o de forma paralela a los pasos de Eva se encuentran muchas otras mujeres que han luchado por causas honorables. Todos los logros obtenidos a pesar de ser lejanos unos de otros en el tiempo, con mucho esfuerzo, lograron ser significativos para todas las personas, reclamando por mas derechos y lugares en la sociedad.
Desgraciadamente, muy atrás en nuestra historia, la voz de toda una población y especialmente de sus miembros femeninos ha sido brutalmente acallada de la mano de una oligarquía asesina, que siguiendo intereses económicos ha burlado y destruido un rico y valioso legado nacional: las comunidades aborígenes.
Resumidamente podemos destacar el significado que tenía para estas interesantes comunidades, el papel femenino: representaban la fertilidad, el potencial y la sabiduría de poder dar vida, de poder dar a luz a un nuevo ser. Todos estos nuevos seres, formarían un gran grupo al que se les fue quitado el derecho de ser llamados por mucho tiempo, nuestros antepasados, nuestros hermanos y a ellas, el derecho de ser llamadas nuestras madres.
La campaña del desierto encabezada por el general Roca en el año 1878 se encargo de “limpiar” de aborígenes vastos territorios de nuestra Patagonia sin piedad, ni siquiera por los niños y sus mamas.
Hoy, después de mucho esfuerzo y conciencia, reconocemos a los aborígenes como nuestros antepasados, como parte de nuestra identidad destruida, pero que aun continua latente. Como resultado de este proceso, se ha impulsado en la actualidad un proyecto para levantar un monumento de 10 toneladas de bronce llamado La Mujer Originaria, que reemplazara a el monumento del general Roca, responsable máximo del genocidio.
La obra que homenajeará a los pueblos originarios tendrá como imagen alusiva a una nativa en su entorno natural, íntimamente ligada a la Pachamama. La fuerte mención a la vida y al símbolo de fertilidad por sobre la cruel muerte que ha caído sobre miles de nativos representa el concepto central. La resistencia indígena y su renacer en todas las naciones hermanas estarán reflejados en la Wiphala (el símbolo de identificación Nacional y Cultural de los Andes Amazónicos), enarbolada orgullosamente en sus brazos.
Sin dudas para la mujer aborigen y para todos sus hijos, luego de tantos siglos de dolor y de olvido, puede decirse que la batalla ha sido ganada y otro logro más se escribe en la historia.

Por último y como figura femenina acentuada en la historia argentina nombramos a quien se destaco por su tesón y valentía para lograr sus objetivos: Dolores Mora de la Vega, más conocida como Lola Mora. Ella es considerada la primera escultora argentina y su monumento principal Fuente de las Nereidas fue el primero en ser inaugurado en Buenos Aires que su autoría y realización son obra de una mujer. Se la considera a ella toda una transgresora en la sociedad de principios del 1900, por su estilo tan particular que la destacaba en aquel entonces en una sociedad que reprimía las aspiraciones de trascendencia de las mujeres; Como ejemplo de su rebeldía se puede decir que utilizaba pantalones, algo totalmente condenado para lo generalidad de la población de ese entonces.
Lola de origen tucumano, plantea al gobierno porteño de aquel entonces ofrecerle una fuente artística como agradecimiento a la financiación que el estado le había brindado para su formación como escultora en Italia.
Luego de su realización en Italia la escultura fue traída y ensamblada en Buenos Aires. Esta fue concebida como una exaltación a la figura de la mujer teniendo como protagonista a Venus, la diosa del amor. Como primera ubicación se le había asignado el lugar que ocupa la Pirámide de Mayo en la Plaza de Mayo, pero nadie contaba con el detalle que dicho monumento contenía desnudos que ofendieron en gran medida a los moralistas, conservadores y religiosos. Finalmente la fuente fue inaugurada primero lejos del casco urbano central (a la cual curiosamente no asistió ninguna mujer por lo inmoral de la obra) en la plaza Colon, y luego trasladada más lejos a la Costanera Sur. Aquí notamos de vuelta como ciertos sectores sociales quisieron volver a callar la expresión legítima en este caso a través del arte de los ciudadanos, basándose en prejuicios y costumbres arraigadas a una identidad que se buscaba establecer en esa época y mas acá en el tiempo que como vimos se detuvo con la llegada de los radicales en primera medida y luego de manera profunda con el peronismo. Quizás la salvedad que se puede hacer en este caso es que Lola Mora provenía de la clase alta de la sociedad argentina, pero su espíritu de artista la llevo a desafiar con esfuerzo los regímenes establecidos que estaban impuestos por ese entonces; por ejemplo muchos hombres de renombre de aquel entonces cuestionaron el talento que podía llegar a tener ella, ya que por la calidad de la obra, decían que solo la podría haber llegado a realizar solamente un varón, tildando a Lola y por consiguiente a todas la mujeres como sin talento para trabajos que requieren gran habilidad.
Para finalizar el análisis de la obra de Lola Mora se puede decir que fiel a la corriente de esa época europeizante de la arquitectura y cultura argentina, ella había esculpido las figuras de la fuente inspirada en la mitología clásica y tomando elementos de estilo propios de las hermosas fontanas de Roma porque pretendía realzar este carácter que se pretendía de Buenos Aires.

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